A partir los cambios que vienen presentando las sociedades actuales y la presencia de nuevas tecnologías en beneficio de la operación de las organizaciones, la Inteligencia Artificial (IA) se ha convertido en una herramienta novedosa en la transformación de la planificación fiscal, redefiniendo cómo las empresas abordan la optimización de sus procesos. A diferencia de tecnologías tradicionales como la automatización, que se centra en la eficiencia operativa, la IA simula la inteligencia humana, permitiendo un aprendizaje continuo y una toma de decisiones autónoma, abriendo oportunidades para analizar estructuras fiscales complejas y anticipar escenarios tributarios más favorables tanto en estructuras con una operación única como en entidades con una escala internacional.
Adentrándonos en la planificación fiscal, la IA facilita el diseño de estructuras que garantizan el cumplimiento normativo y optimizan los beneficios fiscales. Por ejemplo, podría permitir la identificación patrones y tendencias en datos masivos o casos relevantes, contribuyendo al desarrollo de estrategias fiscales personalizadas y basadas en análisis predictivos, tomando en cuenta el cumplimiento de las normativas de cada país. Esta capacidad resulta crucial en un entorno regulatorio en constante cambio y donde la adaptación de dicha regulación es fundamental para mitigar riesgos y reducir la carga tributaria.
De igual modo, las tendencias regulatorias a nivel global también están impulsando la adopción de la IA en la planificación fiscal y también como mecanismo de supervisión de las autoridades tributarias. Países como Suecia, Francia, Brasil, Canadá, entre otros, empiezan a utilizar la Inteligencia Artificial para identificar patrones de riesgo en sociedades, detectar activos o mejoras no declaradas o identificar patrones de comportamiento en los contribuyentes a los fines de identificar potenciales incumplimientos fiscales y mejorar sus servicios. Esto nos confirma que el futuro de todo lo relacionado a la planificación fiscal moderna va atada a soluciones de Inteligencia Artificial, las cuales los contribuyentes debemos estar dispuestos y atentos para adoptarlas y beneficiarnos de las mismas.
En definitiva, la Inteligencia Artificial no solo está redefiniendo el panorama de la planificación fiscal, sino que también está empoderando a las empresas para tomar decisiones más informadas y estratégicas, así como a los estados poder mejorar su supervisión sobre los contribuyentes. Su implementación efectiva puede marcar la diferencia en un mercado global cada vez más competitivo, posicionando a las organizaciones en la vanguardia de la innovación tributaria.
Visto lo anterior, es importante que seamos conscientes del uso prudente de estas tecnologías y que debemos adoptar una cultura de aprendizaje continuo sobre las mismas. Asimismo, somos del criterio de que contar con elementos humanos como la experiencia, pensamiento crítico, criterio, inteligencia emocional y el rigor ético, guiarán la aplicación de la Inteligencia Artificial en la planificación fiscal con el fin de optimizar procesos, analizar datos y optimizar la carga fiscal. Finalmente, concluimos con la idea de que debemos aprovechar las oportunidades que ofrece la Inteligencia Artificial, siempre y cuando estemos conscientes de los riesgos y desafíos que vienen con ésta.