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El crédito es más que deuda: Es una herramienta que habilita posibilidades

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El crédito es más que deuda: Es una herramienta que habilita posibilidades

Por Aldana Fernández, Abogada

“Cerrar una transacción de financiamiento no es solo firmar un contrato. Es aportar valor.”

Es un proceso que se vive con intensidad: meses —a veces años— de análisis, documentación, reuniones a cualquier hora, decisiones críticas. Lo que queda después de un cierre es algo vivo: un hospital que funciona, un parque eólico girando, una carretera que conecta. El Derecho, cuando se ejerce desde la estrategia y no solo desde la forma, tiene esa capacidad: la de construir lo que se ve y de habilitar progreso.

Eso es lo que más me gusta del área de financiamiento. No es una herramienta de control. Es una herramienta de desarrollo.

Y a nivel personal, algo que valoro profundamente: no tienes que elegir un solo sector. Es una práctica polivalente, donde puedes participar en energía, turismo, salud o infraestructura… y hacerlo desde un rol técnico y a la vez creativo. Para quien sabe verlo, el financiamiento es un espacio donde se piensa, se diseña, y se mejora.

De paralegal a proyectos país

Empecé joven, como se suele hacer en República Dominicana. Ya en segundo año de universidad trabajaba como paralegal en Squire Sanders. A los que crecimos en esa escuela nos formaron con un estándar altísimo: no importaba el título que tuvieras, te trataban como abogada desde el día uno. Allí pasé casi diez años, entre paralegal y asociada, y aprendí tres pilares que me acompañan hasta hoy: excelencia, rigor técnico y comunicación clara con el cliente.

Después llegó OMG, y con ella, una inmersión total en banca, valores, y financiamiento estructurado. Fueron seis años de proyectos complejos, crecimiento profesional y grandes referentes. Hasta que tomé la decisión de hacer una pausa, reorganizar prioridades y enfocar mi camino.

Hoy, desde Florida, tengo la libertad de elegir mis horarios, mis clientes y mis batallas. Pero la libertad es relativa. Cuando trabajas en el mundo del crédito, sabes que los proyectos no tienen horario. Y está bien. Porque cuando trabajas algo que te apasiona durante meses y luego tienes la oportunidad de ver los resultados de lo que ayudaste a financiar, entiendes que ese contrato y que tu aporte era mucho más que papel.

Diseñar es escuchar

Me gusta pensar que los abogados en este sector no solo redactamos. Diseñamos. Tomamos una visión —una idea de crecimiento, un sueño de expansión— y la transformamos en una estructura legal que lo hace posible.

Pero para diseñar bien, hay que escuchar. Entender el negocio, las metas del cliente, los tiempos reales del proyecto. Porque si el abogado no entiende hacia dónde quiere ir el cliente, puede terminar frenando la transacción en lugar de habilitarla. La responsabilidad es enorme. Por eso, nuestro trabajo va mucho más allá de lo técnico. Tiene que ver con la ética, la empatía, y la forma en que construyes relaciones.

Lo mismo aplica con la contraparte. Siempre que puedo, inicio la conversación yo misma. Porque una negociación fluida puede ahorrar semanas de trabajo. Y si ya nos conocemos de antes —si hemos trabajado con respeto y claridad— la transacción avanza mejor. Fomentar la relación profesional con tu contraparte es aportar valor a tu cliente también. Porque al final, todos estamos diseñando juntos.

Empezar bien: consejos para tu primera transacción

Si estás por trabajar tu primer financiamiento, hay tres cosas que considero esenciales.

Primero: define bien tu rol. No es lo mismo revisar documentos que liderar una transacción desde cero. Y si no tienes la experiencia, rodéate de quienes sí la tienen. Eso no te quita mérito, al contrario: te hace más fuerte.

Segundo: escúchalo todo. Al cliente, al equipo financiero, al sector. Investiga. Aprende del contexto.

Y tercero: gestiona el tiempo con visión. Hay proyectos que avanzan a ritmos distintos, y hay hitos que condicionan el trabajo legal. Saber en qué etapa estás y cómo priorizar es clave.

Pensar global, actuar digital

Durante mucho tiempo, pensé que el buen trabajo se recomendaba solo. Hoy sé que también hay que comunicarlo. No se trata de marketing, sino de presencia: compartir conocimiento, escribir, mostrar cómo piensas y cómo te relacionas con tu profesión.

El networking ya no es solo asistir a conferencias. Es también cómo te rodeas virtualmente. Cómo te relacionas con colegas en distintas jurisdicciones. Tengo relaciones excelentes con colegas y clientes alrededor del mundo,  que me inspiran constantemente a repensar cómo hacemos las cosas aquí. Esa polinización cruzada de ideas, estilos y estándares enriquece todas mis transacciones, especialmente en proyectos multijurisdiccionales.

Por eso la red de AWL me hace tanto sentido.

Porque aquí encontré algo que valoro profundamente: profesionales que no se conforman. Que cuestiona el status quo. Que entiende por qué hacemos las cosas de cierta forma, pero no tiene miedo de pensar en cómo podríamos hacerlas mejor. Una comunidad que respeta la trayectoria, valora la experiencia internacional, y ejerce el Derecho de forma moderna, estratégica y humana.

No importa si estás en una torre, en tu casa o en un aeropuerto. Lo importante no es desde dónde trabajas. Lo importante es lo que construyes.

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